por REBECCA WRAGG SYKES – Universidad de Liverpool
Cuando se descubrieron por primera vez en 1856, los neandertales fueron una sensación científica y, en muchos sentidos, todavía nos dejan sorprendidos y fascinados más de ciento sesenta años después. Hoy el campo de la genética antigua transformó nuestra comprensión de la historia humana temprana y de los neandertales, pero la arqueología estuvo experimentando su propia revolución silenciosa. En las últimas tres décadas, los avances en los métodos, desde la excavación hasta el análisis, pintaron un nuevo y cautivador retrato de estos, nuestros parientes más cercanos. Aquí hay diez cosas que hemos aprendido.
1. Los neandertales fueron sobrevivientes. En la década de 1850 nadie estaba seguro de cuánto tiempo habían vivido los neandertales, aparte del hecho de que habían existido junto con especies que ahora desaparecieron de Europa, como el reno, y bestias extintas hace mucho tiempo, como el rinoceronte lanudo. Una vez que se desarrollaron los medios para fechar directamente los sitios arqueológicos, la verdadera cronología de los neandertales quedó clara. Surgieron como una población anatómicamente distintiva hace unos 350.000 años y, además, entre ese punto y su desaparición del registro, hace unos 40.000 años, sobrevivieron a seis ciclos climáticos globales. Lejos de ser especialistas en el medioambiente ártico, preferían evitar el frío extremo, y también deberían considerarse adaptados a la estepa-tundra, los bosques y las costas, extendiéndose desde Gales hasta Palestina, pasando por Asia Central y Siberia.
2. No estaban atrapados en una rutina de caza mayor. Abundan las teorías de que quizás los neandertales desaparecieron porque eran malos cazadores. Sin embargo, la evidencia del estudio detallado de huesos de animales, análisis químicos y microrestos en sedimentos, o incluso en sus propios cálculos dentales, muestra que eran muy flexibles en términos dietéticos. Tomaron lo mejor de lo que había en los entornos que los rodeaban. Eso incluía abordar la megafauna como el mamut, las presas de tamaño mediano, como los ciervos, e incluso la caza menor y los recursos costeros. Los neandertales mediterráneos incluso tenían una forma particular de asar tortugas. Pero las plantas también estaban en el menú, ya fueran tubérculos, como raíces de nenúfares, o semillas y frutas, algunas de las cuales necesitaban cocción.
3. Los neandertales eran artesanos e innovadores. Persisten las nociones de que los neandertales eran intrínsecamente poco sofisticados y vivían en un estado de estasis tecnológica. Pero un estudio cuidadoso y nuevos hallazgos confirman que dominaron muchos métodos para tallar piedra, tuvieron culturas variadas a lo largo del tiempo y el espacio, y trabajaron hábilmente la madera, las conchas e incluso los huesos. Sorprendentemente, también produjeron el primer material sintético: alquitrán de abedul. En lo que hoy es Italia, incluso inventaron otro adhesivo, para herramientas de varias partes, mezclando resina de pino y cera de abejas.
4. El hogar estaba donde está el hogar. Los notables métodos de excavación del siglo XXI nos permiten separar los sitios de vida de los neandertales con un detalle alucinante. Los arqueólogos solo pueden allanar unos pocos centímetros en una temporada de campo, pero estos pueden contener siglos de ocupación. Al registrar las posiciones espaciales en 3D, luego volver a unir los fragmentos de piedra y hueso de forma digital o manual, se pueden identificar diferentes subcapas y áreas de actividad. El análisis de sedimentos revela zonas de basureros, incendios en hogueras multifásicas e incluso el uso potencial de esteras de piel de animales. Es en los sitios neandertales donde vemos el surgimiento de una vida humana centrada en el hogar.
5. Los neandertales hablaban entre ellos. Investigaciones recientes muestran que las cajas de voz de los neandertales podían producir sonidos similares a los nuestros, y sus oídos internos estaban sintonizados en las mismas frecuencias: el habla. Pero los estudios genéticos sugieren diferencias sutiles, lo que significa que la base cognitiva y la expresión subyacentes a su lenguaje no eran las mismas. ¿De qué podrían haber hablado? Tal vez piedras y estaciones, tradición animal y vegetal. Los recuerdos compartidos entretejidos pueden haberse convertido en los primeros cuentos junto al hogar.
6. Vivían en pequeñas poblaciones (en su mayoría). La investigación arqueológica moderna abordó uno de los problemas más complicados para comprender a los neandertales: ¿cuántos de ellos vivían juntos? Los sitios de alta resolución (donde los sedimentos se acumularon lentamente y se pueden discernir ocupaciones cortas) confirman que los grupos probablemente no contenían más de veinte individuos y, a veces, se dividían para salir al paisaje. Pero el ADN muestra que no todos eran genéticamente endogámicos, y los persistentes movimientos de piedras a largas distancias apuntan a territorios que cubren cientos de kilómetros.
7. Existía la estética neandertal. Un creciente cuerpo de evidencia, respaldado por un análisis meticuloso, indica que los neandertales a veces se involucraron con materiales de formas que no tienen una función clara. Esto incluye alterar las superficies mediante la incisión cuidadosa de las líneas en los huesos y la aplicación de pigmentos minerales, a veces mezclados en las recetas con otras cosas, como el oro de los tontos brillante (pirita de hierro). Cuando vemos que se usan pigmentos en objetos inusuales, como conchas fósiles y garras de aves rapaces, es una fuerte indicación de que los neandertales poseían un sentido protoestético.
8. La agresión no era la base de su sociedad. Las suposiciones de que los neandertales eran violentos por naturaleza no se reflejan en sus huesos ni en la arqueología. La caza debe haber sido colaborativa, y el botín se masacraba y transportaba sistemáticamente a otros lugares, hacia bocas expectantes. En algunos lugares, incluso, es posible ver indicios de recursos compartidos entre hogares. Sin una competencia intensa por la comida, los grupos sociales neandertales probablemente se basaban en amistades cercanas y tal vez estaban abiertos a conocer extraños.
9. Los neandertales tenían diferentes formas de tratar con los muertos. Los debates sobre posibles entierros de neandertales han existido desde principios del siglo XX, pero una combinación de revisar colecciones antiguas y excavar nuevos esqueletos hace que los arqueólogos de hoy se centren en dos hechos: primero, parece que a veces se depositaron cuerpos enteros, incluso en pozos poco profundos. Pero aún más interesante, los neandertales desarmaban los cuerpos de los muertos, a veces los consumían incluso donde abundaba la comida y usaban los huesos como herramientas. En un caso, se conoce la incisión de un cráneo, con más de treinta líneas diminutas, que no tienen una explicación práctica.
10. Los conocimos, muchas veces. Una de las mayores revoluciones en nuestro conocimiento de los neandertales, que no desapareció por completo, se produjo con la primera secuenciación del genoma neandertal en 2010. Una década después, la arqueología reveló una mayor complejidad. Los primeros Homo sapiens se encontraban en Eurasia mucho antes de hace 100.000 años (en Australia, hace 65.000 años), y más muestras de ADN y análisis genéticos revelan múltiples fases de mestizaje durante este enorme período de tiempo, no solo con neandertales, sino también con otros homínidos, incluido los poco conocidos denisovanos. Entonces, a diferencia de muchos de los primeros exploradores H. sapiens que no dejaron rastros de ADN en las personas de hoy, los cuerpos y la forma de vida de los neandertales pueden haber desaparecido, pero su legado genético sigue vivo.
Fuente: AAA/ Traducción: Maggie Tarlo