por FOWZIO JAMA – Universidad Emory
El fin de semana pasado, un amigo y yo fuimos al evento Netherword Haunted House en Halloween. Fuimos alrededor de las seis de la tarde, con la esperanza de evitar grandes filas, pero aún así esperamos cuarenta minutos antes de entrar a la casa. Algunas personas vestían disfraces y la mayoría, como yo, vestía ropa informal con una expresión facial aterrorizada. Fue la primera y última vez que entré en una casa encantada.
En clase, discutimos cómo las prácticas funerarias y los servicios mortuorios a menudo requieren alguna contribución financiera, lo que respalda la idea de que asociarse con los muertos genera ganancias. En lo que respecta a Halloween, las tiendas pueden aumentar los precios de los dulces, disfraces y calabazas, lo que comercializa aún más la festividad. Según varias piezas de literatura, se cree que Halloween es un momento en el que se levanta el velo entre los vivos y los muertos. Pero la fiesta puede asociarse fácilmente con la temporada de otoño. Lo que está marcado por el final de la cosecha, la caída de las hojas y los animales que entran en estado de hibernación, a medida que nos acercamos a los “muertos” del invierno.
Halloween es una fiesta influenciada por el evento de la muerte en sí. A lo largo de la casa embrujada, había muchas imágenes y accesorios de los “muertos vivientes”. También había personas en cada esquina con algún tipo de disfraz que representaba a zombis y asesinos famosos como Michael Myers. Me pareció interesante lo relajada que parecía estar la gente con imágenes tan espantosas de los muertos. Sentí algo de incomodidad durante todo el tiempo, especialmente cuando entré al ataúd falso. Sentí como si me estuviera burlando de los muertos.
¿Es ético ganar dinero con los muertos y con su imagen?
Fuente: Emory/ Traducción: Maggie Tarlo