por KAREN THOMPSON – Universidad de Melbourne
Durante más de un milenio, muchos pueblos andinos utilizaron un objeto llamado quipu, o khipus, para registrar y comunicar información. Los quipus se hacían con cuerdas o hilos con nudos atados a ellos. Y los expertos saben que muchos, pero no todos, de estos nudos se usaban para representar números.
En un nuevo estudio establezco una conexión numérica entre dos quipus importantes de la historia: el primero es el quipu más grande que se haya conocido y el otro uno de los más complejos.
¿Para qué se usaban los quipus?
Si bien los quipus se usaban en épocas anteriores, fueron especialmente importantes para el Imperio Inca, que duró desde aproximadamente 1438 d. C. hasta 1532 d. C. (cuando el imperio fue conquistado por los españoles). Dado que los incas no dejaron ningún registro escrito, se entiende que los quipus fueron su principal sistema de comunicación y registro.
Los quipus se hacían comúnmente de algodón o fibras de camélidos (el grupo de animales que incluye camellos, llamas y alpacas). Estos materiales podían teñirse o dejarse con el color natural. Algunos quipus incluso incluyen fibras vegetales, mientras que varios incorporan cabello humano.
Parece que los fabricantes de quipus especialmente entrenados tomaron decisiones muy deliberadas al construir estas herramientas de registro. Estas decisiones estaban relacionadas con los colores utilizados, la dirección del hilado y el trenzado de las fibras del cordón, el espaciado y el tipo de ataduras del cordón, y la estructura y posición de los nudos.
Los primeros cronistas españoles escribieron sobre las diversas aplicaciones numéricas del quipu, que incluían el registro de inventarios de almacenes, censos de población y obligaciones tributarias e impositivas.
Una nueva conexión numérica
Durante más de un siglo, los investigadores han estado estudiando las características de los quipus con la esperanza de que surjan patrones a partir de una visión colectiva. En las últimas décadas, sus datos se han digitalizado y ahora están disponibles de forma gratuita a través del Repositorio Abierto de Quipus y la Guía de Campo de Quipus.
Para mi investigación, analicé los datos de dos quipus encontrados en el norte de Chile y registrados por primera vez por la etnomatemática Marcia Ascher y el antropólogo Robert Ascher en la década de 1970. Uno de ellos es el quipu más grande que se haya encontrado: mide más de cinco metros de largo y está compuesto por más de 1800 cuerdas. El otro quipu tiene casi 600 cuerdas en arreglos complicados.
Observé que ambos quipus usaban cuerdas divisorias rojas y blancas para separar grupos de decenas o de sietes. El quipus más grande estaba dividido en diez grupos, cada uno con siete cuerdas. El quipus más pequeño estaba dividido en siete grupos, cada uno con diez cuerdas (y muchas cuerdas secundarias).
Después de examinar y manipular los datos, me di cuenta de que el quipu más pequeño y complejo es un resumen y una reasignación de la información del quipu más grande. En otras palabras, los dos quipus registran los mismos datos, pero los representan de manera diferente.
Esta es la conexión numérica más complicada entre quipus realizada hasta la fecha. Solo fue posible gracias a la disponibilidad de datos y herramientas digitales que facilitan la búsqueda de patrones, y que no habrían estado disponibles para Marcia Ascher en la década de 1970.
Nuevas pistas sobre los quipus
Si bien los números en estos dos quipus cuentan y asignan algo, aún no sabemos qué era. ¿Por qué sería necesario que dos quipus registraran la misma información de dos maneras diferentes? Solo podemos especular.
Quizás el quipu más grande registró la recolección de diferentes cantidades de cultivos alimentarios de la comunidad, mientras que el otro registró cómo se distribuían estos alimentos entre los necesitados o entre los almacenes. Ambas formas de ver los números habrían sido importantes para las personas que usaban estos quipus.
Los expertos creen que solo una pequeña fracción de los quipus fabricados a lo largo de la historia ha sobrevivido. Esto se debe en parte a que las instituciones que los utilizaban finalmente se volvieron obsoletas o utilizaron otros medios de registro después de la conquista, combinado con un clima que no era ideal para la conservación de textiles.
Hoy en día, quedan alrededor de 1600 quipus, principalmente en colecciones en las Américas y Europa. Menos de la mitad de ellos tienen sus características guardadas digitalmente en bases de datos de investigación.
A través de los continuos esfuerzos de digitalización, esperamos descubrir más pistas sobre los quipus y hacer nuevas conexiones numéricas que contribuyan a nuestra comprensión de los antiguos pueblos andinos.
Fuente: The Conversation/ Traducción: Mara Taylor