por DANA PASCAL
Las controversias que rodean a Cristóbal Colón a veces están fuera de lugar y no deberían eclipsar los motivos de sus viajes, dice la antropóloga Carol Delaney. “En los últimos tiempos, Cristóbal Colón se convirtió en el símbolo de todo lo que salió mal en el Nuevo Mundo, tanto que se hizo difícil celebrar la festividad que conmemora su viaje”, dice Delaney, nacida en 1940, doctora en antropología por la Universidad de Chicago, especializada en religión, durante años en la Universidad de Stanford, ahora en la Universidad de Brown, y autora de varios libros, entre ellos Columbus and the Quest for Jerusalem. “Me consterna la falta de conocimiento sobre la persona por parte de aquellos que se apresuran a juzgarlo y cambiar el significado del día que conmemora su extraordinario logro. Si bien es posible que no estemos de acuerdo con el escenario que motivó a Colón, es importante entenderlo en el contexto de los valores y prácticas de su propio tiempo”.
En las últimas décadas, muchos críticos enfatizaron los aspectos negativos del viaje de Colón y la colonización europea del Nuevo Mundo, señalando que la llegada de los colonos europeos trajo enfermedades, violencia y desplazamiento a los nativos. A Colón lo acusan de racista y esclavista. Los feriados y desfiles de la (ya no llamada de esa manera) Día de la Raza han provocado protestas y a veces ataques a monumentos. La celebración de la llegada europea al continente americano se transformó en la celebración de los nativos que residían en el continente y debieron resistir, morir, adaptarse o enfrentarse a los colonizadores.
El año pasado, luego de que activistas del Movimiento Indígena Americano derribaran una estatua de Cristóbal Colón en el Capitolio del Estado de Minnesota, en Estados Unidos, una residente de la reservación Bois Forte Band de Ojibwemujer dijo: “Es algo hermoso porque hemos sufrido por lo que nos hizo”. “Para que suceda la curación, esto tenía que suceder”, dijo Mike Forcia, presidente del Movimiento Indígena Americano de las Ciudades Gemelas y miembro de la reserva Bad River Band de Ojibwe: “La estatua estuvo aquí durante demasiado tiempo. Es una bofetada para todos los nativos y todas las personas de color”.
En opinión de la antropóloga Delaney, algunas críticas “lo responsabilizan por consecuencias que no pretendía, esperaba o respaldaba”, y lo culpan de “todas las calamidades” que ocurrieron en las Américas. Para Delaney, Colón no era un saqueador hambriento de oro que no se preocupaba por los nativos. Colón estaba motivado por la creencia de que todas las personas deben ser evangelizadas para lograr la salvación; creía que él podría aliarse con el Gran Khan de Catay y obtener suficiente oro para apoyar un esfuerzo por retomar Jerusalén. “No había intención de tomar tierras o esclavizar a la gente del Khan, gobernante de uno de los imperios más grandes de la época”, dijo Delaney.
En su primer viaje de regreso a España, Colón llevó a varios nativos que no estaban esclavizados. Más bien, habían sido bautizados y educados. “Uno se convirtió en su ‘hijo adoptivo’ y traductor en viajes futuros, dos fueron adoptados por el rey y la reina (españoles)”, dijo Delaney.
Después de que el barco de Colón, el Santa María, encallara en su primer viaje, Colón dejó a treinta y nueve hombres en una isla del Caribe con instrucciones especiales: “Les dijo que no debían saquear, que no debían secuestrar y violar a las mujeres, y que siempre debían hacer intercambios por comida y oro”, explicó Delaney. “Cuando regresó con más barcos y gente se encontró con que todos los hombres que había dejado atrás habían sido asesinados. A diferencia del sacerdote que lo acompañaba, Colón no culpó a los nativos, sino a sus propios hombres; claramente, ellos habían desobedecido sus órdenes”.
Delaney reconoció que Colón, en viajes posteriores, esclavizó a algunos nativos que se resistieron a la cristianización. Al mismo tiempo, también castigó a sus propios hombres que perpetraron fechorías contra los nativos. Colón nunca tuvo esclavos y, sin embargo, es “vilipendiado y acusado de todo lo que salió mal en las Indias”, escribió Delaney en Columbus and the Quest for Jerusalem.