Una antropología posible

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por YANA STAINOVA – Universidad McMaster

El comienzo de A Possible Anthropology (Duke University Press, 2019), de Anand Pandian, me desarmó al insistir en la posibilidad de construir y cultivar “una esperanza genuina” (3). Una esperanza para encontrar formas de abordar los desafíos de nuestro tiempo y para la antropología. Con esta disposición afectiva, Pandian rescata lo que ahora parece una poética olvidada en la disciplina, un ímpetu por la esperanza, la alegría, el encanto, un sentido de propósito, algo por lo que vale la pena luchar. Hoy en día, se ha vuelto difícil hablar de estas ideas y no ser acusado de romanticismo, en un momento en que la academia y la sociedad en general parecen estar al borde del apocalipsis. La respuesta, quizás comprensiblemente, ha sido reaccionar con pesimismo, una crítica dura o lo que Eve Sedgwick (2003) llamaría una “lectura paranoica”, una forma de lectura que supone lo peor y ataca. Este clima también ha suscitado un estilo de escritura que se obstaculiza al abordar preventivamente posibles críticas. La elección de describir mi sentimiento al leer el libro de Pandian como desarmada, entonces, no es accidental. Y es raro.

No son los tiempos en los que podemos permitirnos mostrar vulnerabilidad. Este libro es valiente precisamente porque lo hace. Pandian nos recuerda que el método antropológico es una búsqueda de la experiencia, el acto de hacerse vulnerable a otras personas y a la dependencia, lo que está más allá de una vida individual. Esta vulnerabilidad se encuentra en la burla del autor a sí mismo al escribir sobre el desafío del material de enseñanza. Pero también se manifiesta en el acto de mantener las aspiraciones de otros, los invitados en las páginas de este libro. Siguiendo el libro de William Cheng (2016, 8), Just Vibrations, le preguntaría a Pandian: “¿Qué pasa si el propósito principal de sonar bien no es hacerlo bien, sino hacer el bien?”. ¿Cómo podríamos cultivar esta apertura a la vulnerabilidad en nuestras relaciones con colegas, interlocutores y estudiantes? ¿Cómo podemos convertir la atención en una prioridad de nuestras interacciones académicas?

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La fuerza impulsora del libro está en el poder transformador del encuentro. Las páginas del libro emergen como un escenario para encuentros entre figuras históricas, antropólogos contemporáneos y artistas. La sinergia de estos encuentros está mediada por el propio Pandian, pero solo a la ligera, delicadamente, lo que permite un diálogo, un baile. Leer el libro me trajo a la mente un artículo escrito en colaboración, “Hacia una antropología fugitiva”, que salió en Cultural Anthropology en 2017 (Berry et al. 2017). El artículo plantea la pregunta urgente de cómo podemos tomar en serio la “experiencia encarnada del investigador racializado y de género” que es vulnerable a la violencia en el campo y más allá (Berry et al. 2017, 539). Si bien Pandian atrae nuestra atención hacia las dimensiones creativas de los encuentros, estoy ansiosa por saber cómo se imagina expandiendo ese marco para dar cuenta de la potencialidad de la violencia, específicamente la violencia colonial, en los cuerpos racializados y de género de los investigadores que realizan trabajo de campo.

A Possible Anthropology ofrece un enfoque poco común en el método de antropología, una disciplina cuyo tema de análisis preferido es la teoría. Sin embargo, su enfoque sorprende, ya que gira la lente del trabajo de campo hacia “lectura, escritura, enseñanza y trabajo de campo” (10). Un ejemplo lúdico es cuando Pandian comparte cómo intentó leer las mitologías de Claude Levi-Strauss escuchando repetidamente la ópera Parsifal de Wagner, con la que no tenía ninguna afinidad particular. En un momento particular, el sonido y el texto se encontraron en un contrapunto, y la música parecía presagiar lo que estaba por suceder en el texto. Al idear el tipo de método lúdico que defiende en su presentación, Pandian logró un momento de intimidad con el antropólogo amante de la música. Vemos un juego similar en acción cuando Pandian conecta un monitor a la computadora del antropólogo Michael Jackson para escuchar sus prácticas de escritura, desinvirtiendo la escritura de su aura solitaria y privada.

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El estado de ánimo de la creatividad lúdica que recorre todo el libro se resume en la conclusión de Pandian como “crítica afirmativa”. Este es el tipo de crítica que tiene el potencial para la esperanza, que nutre aperturas y posibilidades ya latentes en el presente.

Referencias

Berry, Maya J., Claudia Chávez Argüelles, Shanya Cordis, Sarah Ihmoud, and Elizabeth Velásquez Estrada. 2017. “Toward a Fugitive Anthropology: Gender, Race, and Violence in the Field.” Cultural Anthropology 32, no. 4: 537–65.

Cheng, William. 2016. Just Vibrations: The Purpose of Sounding Good. Ann Arbor: University of Michigan Press.

Sedgwick, Eve Kosofsky. 2003. Touching Feeling: Affect, Pedagogy, Performativity. Durham, N.C.: Duke University Press.

Fuente: SCA/ Traducción: Maggie Tarlo

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Observatorio de ciencias antropológicas.

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