por MIGUEL ÁNGEL MATE GONZALEZ – Universidad de Salamanca
La pandemia de Covid-19 ha incentivado la búsqueda de nuevas fórmulas para dar a conocer los bienes patrimoniales y los paisajes culturales a través de experiencias no tradicionales.
Se busca generar nuevas expectativas e inquietudes, favoreciendo e impulsando que el potencial visitante de estos lugares vaya a conocer estos territorios de forma presencial. Pero antes del viaje es necesario aportar nuevas soluciones digitales para promover el turismo sostenible dentro de un entorno natural frágil y afectado seriamente por la despoblación.
Tampoco hay que olvidar que la gestión adecuada de los bienes no siempre es fácil. Éstos están expuestos a diferentes peligros, como quedó constatado en agosto de 2021 con el incendio de Navalacruz que afectó al castro de Ulaca (Solosancho, Ávila).
Poder atraer visitantes a estos territorios constituye una de las bases para fortalecer la economía de estos municipios. Se ofrecen así nuevas oportunidades de negocio a las personas que allí residen. ¿Y cómo atraer de antemano a los viajeros? Gracias a las visitas virtuales.
El castro de Ulaca
A finales del siglo V a.e.c., los vettones, uno de los pueblos prerromanos más importantes de la Iberia Céltica, levantaron una serie de importantes asentamientos fortificados conocidos como castros. Estos poblados generalmente ocupaban lugares estratégicos con unas buenas condiciones defensivas naturales, que además eran reforzadas por potentes murallas, campos de piedras hincadas y fosos.
El castro de Ulaca está declarado Bien de Interés Cultural (BIC) desde 1995. Fue uno de los asentamientos fortificados más grandes de la Península Ibérica y estuvo habitado durante la última etapa de la Edad del Hierro (ca. 300–50 a.e.c.). Se encuentra ubicado sobre una extensa cumbre granítica en forma de meseta a unos 1 500 metros de altitud, en lo alto de un cerro elevado unos 250 metros sobre el terreno circundante.
Ulaca destaca sobre los otros asentamientos vettones por su enorme superficie (más de 70 hectáreas), sus imponentes murallas, y por albergar una serie de estructuras muy bien conservadas, algunas de ellas excepcionales en el mundo celta –por ejemplo, un santuario rupestre, una sauna iniciática o un edificio en ruinas de grandes dimensiones conocido como el “Torreón”–. Estas evidencias demuestran la importancia de este yacimiento excepcional, conocido como la “Pompeya vettona”.
Sin embargo, a pesar del amplio conocimiento existente sobre los vettones y la importancia del castro, su difícil acceso imposibilita que todo el público pueda visitarlo. Además, por norma general, existen numerosas dificultades a la hora de comprender e interpretar el significado histórico del patrimonio arqueológico por parte de la sociedad como público no especializado.
La opción virtual
Para paliar estos inconvenientes y abrir un amplio abanico de nuevas posibilidades divulgadoras han nacido las visitas virtuales. Cualquier persona puede acceder a esta herramienta digital a través de un dispositivo con acceso a Internet.
La visita virtual al castro de Ulaca ha sido creada por un equipo formado por investigadores de la Universidad de Salamanca, la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad Politécnica de Madrid y la Junta de Castilla y León.
El reto principal por solventar en las visitas virtuales es la comunicación de una serie de atributos que pueden ser observados en una excursión convencional a un yacimiento arqueológico, pero que, sin embargo, no se pueden transmitir a través del mundo digital.
En el caso de Ulaca, a través de la visita virtual resulta complicado apreciar el difícil acceso al sitio, su enorme extensión, su climatología potencialmente adversa, el intenso olor de las plantas, el silencio casi absoluto del entorno o la luminosidad del cielo estrellado… No obstante, estamos convencidos de que, en el futuro, los avances tecnológicos paliarán al menos parcialmente algunos de estos inconvenientes.
Posibilidades de las visitas virtuales
En cualquier caso, las visitas virtuales tienen un enorme interés debido a las múltiples posibilidades que ofrecen a sus potenciales usuarios. Un buen ejemplo es el caso aquí presentado, que cabe resumir en los siguientes aspectos:
En primer lugar, proporcionan información general contextualizada del yacimiento, con el objetivo de que el visitante pueda comprender de una manera fácil su historia, entorno y peculiaridades.
En segundo lugar, dan visibilidad a los restos arqueológicos presentes en los yacimientos arqueológicos. Estos restos, en ocasiones, se vuelven a cubrir una vez finalizada la excavación con el fin de preservarlos, imposibilitando así la visita de los mismos por parte del público.
En tercer lugar, el público dispone de una imagen fidedigna del estado actual del yacimiento y sus principales monumentos. Los yacimientos arqueológicos están expuestos a sufrir distintos daños ocasionados por las inclemencias meteorológicas, incendios o actos de vandalismo y expolio. En este sentido, los modelos 3D de los monumentos generados para la visita virtual resultan muy interesantes, ya que nos permiten contar con una representación realista de los mismos que puede ser comparada con su evolución para, en caso necesario, llevar a cabo acciones de protección y conservación.
En cuarto lugar, ayudan a gestionar eficazmente la información generada durante los procesos de excavación y estudio de los yacimientos arqueológicos. El posible uso de esta plataforma como base de datos geoespacial (permitiendo localizar información en un punto concreto del panorama) facilita la asociación entre los datos gráficos (en 2D o 3D) y la documentación histórica, geológica, ecológica… Esto favorece el desarrollo de las investigaciones de manera ágil.
En quinto lugar, permite usar estas herramientas para el uso didáctico en contextos formales e informales. Las visitas virtuales pueden ser un instrumento docente en la ESO, el Bachillerato o las enseñanzas universitarias. Las herramientas virtuales pueden servir como apoyo docente en diferentes asignaturas, permitiendo una enseñanza práctica, alejada del aprendizaje pasivo, teórico y repetitivo.
En sexto lugar, hace posible utilizar estas herramientas digitales en los museos histórico-arqueológicos. Así, acceder a la visita virtual del yacimiento arqueológico en 2D (a través de ordenadores) o en 3D (a través de ordenadores con la ayuda de distintas gafas y cascos –realidad virtual–) al lado de las vitrinas de las colecciones puede dar el contexto necesario para conocer y comprender mejor dónde aparecieron los diferentes objetos expuestos. Del mismo modo, puede servir de apoyo para la visita al propio yacimiento.
Finalmente, las visitas virtuales pueden jugar un papel fundamental en la inclusión de colectivos generalmente excluidos de la arqueología, como, por ejemplo, personas con dificultades motoras que quieran visitar un yacimiento con un acceso difícil, como es el caso de Ulaca.
En la actualidad, gracias a la financiación de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), se está desarrollando el proyecto “VETTONIA: un entorno virtual para la difusión de la Edad del Hierro”. Éste persigue difundir las investigaciones llevadas a cabo en los castros de Ulaca, Las Cogotas y la Mesa de Miranda, todos ellos situados en torno al Valle Amblés (Ávila).
Fuente: The Conversation