por FADWA EL GUINDI
Hay mucho que comentar sobre lo que nos dice la crisis del Covid-19 acerca de nuestra condición humana actual, la eficacia de la gobernanza por parte de los estados-nación, la efectividad y la inevitabilidad de las instituciones globales y, significativamente, la implicación de todo esto para la antropología.
En otros textos hice hincapié en la necesidad de adoptar un “sistema completo”, o un enfoque integrado de equilibrio y armonía, ya sea a través de visiones del mundo o gobernanza real, situado en un contexto cultural para satisfacer las necesidades actuales, y alejándonos de polaridades dicotómicas abstractas en nuestro pensamiento y análisis. Lo que la crisis del coronavirus nos dice hoy es que somos un mundo global, interconectado e interdependiente a través de la gobernanza de los estados-nación (algunos basados en tribus), y con una necesidad crítica de las organizaciones mundiales (como la Organización Mundial de la Salud), y que deberíamos estar informados por una educación científica con el objetivo de construir mentes. También demuestra las posibilidades de solidaridad, asistencia e intercambio incluso en líneas “enemigas”.
Se está poniendo a prueba la noción misma de liderazgo. El capital se opone al bienestar humano. La gobernanza no puede continuar como de costumbre, dando prioridad a la economía global sobre el bienestar humano. La gente quiere estar segura de que el conocimiento sobre la enfermedad sea científico. Quieren que sus gobiernos tomen medidas para protegerlos, no para proteger el capital. ¿Es esto posible cuando gobierno y capital están ahora tan interconectados por los procesos de globalización? Durante las graves crisis globales del tipo que está produciendo la propagación del coronavirus, la gente exige protección basada en el conocimiento científico. La antropología está en la mejor posición para proporcionar una perspectiva intercultural global.
Hay llamamientos serios para un conocimiento liderado por científicos que informe a la gente común sobre la naturaleza de esta calamidad médica y cómo lidiar con ella de manera inteligente. ¿El gobierno protegerá al capital sobre la supervivencia humana o podemos proteger a ambos? Hay que cuestionar el enfoque habitual que supone que las naciones industrializadas dominantes son inmunes a esas pandemias en comparación con los países en desarrollo. Este es el momento en el que la antropología puede producir una comprensión comparativa utilizando enfoques de “terreno parejo”. ¿Por qué las naciones más dominantes y fuertes ahora muestran el peor registro? ¿Cómo es posible que un país como Egipto tenga pocos casos?
Todas las predicciones sugieren que los sistemas en desarrollo con los llamados servicios de salud pública más débiles tendrán el mayor número de casos. Hasta ahora, es el “Norte global” industrializado el que muestra las cifras más altas. ¿Por qué? Quizás podamos aprender sobre las prácticas médicas y socioculturales de las naciones de menor número en lugar de esperar hasta “que se pongan al día”. El temor mundial sobre la amenaza del virus se está convirtiendo en demandas de datos, hechos y tratamientos médicamente sólidos “con base científica”. Pero la antropología puede agregar comentarios comparativos e informados sobre por qué los países “ricos” sufren más y por qué los humanos estamos todos juntos en esto.
El modelo de dominio y poder ha cambiado, ya que la infección no está limitada por límites, fronteras o dominio militar. El campo global está nivelado. En cambio, la actual crisis del coronavirus descubrió una necesidad real de conocimiento científico en nuestro mundo, integrado con la sociedad y la cultura, y vinculando elementos de gobernanza —mundo global, estado-nación, medios de comunicación y redes sociales, grupos y comunidades locales, y educación— que se basen en los datos, el rigor analítico y la mirada antropológica.
Fuente: AAA/ Traducción: Maggie Tarlo