Una mejor antropología

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por PEPE WEISCHER – Colegio Universitario de Londres

Responder a la pregunta “¿qué es la antropología?” debería ser bastante fácil para alguien que estudia antropología. Si mis amigos y familiares me piden que les explique lo que estudio, suelo decir: “Cómo evolucionaron los humanos, de qué manera y por qué lo hicieron”, pero también es mucho más que eso. Este ensayo no pretende dar una explicación definitiva, y mucho menos una tan simple como la anterior, de la antropología. Más bien, me gustaría mostrar diferentes enfoques que la antropología puede adoptar para responder a las grandes preguntas de nuestro mundo contemporáneo. Hay muchas discusiones que tienen lugar dentro de la antropología, pero he decidido discutir solo algunos conceptos (el pasado colonial de la antropología, un enfoque bio-social de la cultura y la antropología pública) para mostrar por qué la antropología es importante.

Una mirada al pasado

La antropología como disciplina académica surgió por primera vez en el siglo XIX y continuó evolucionando a lo largo del siglo XX hasta lo que es hoy. Al tratar de comprender por qué la antropología es importante en el mundo contemporáneo, primero debemos examinar la historia de la disciplina para comprender qué motivó a los estudiosos del pasado a producir conocimiento antropológico. Una de las dicotomías definitorias fue el paradigma del yo y el otro. Las primeras sociedades antropológicas británicas se ocuparon de cuestiones de raza y esclavitud y de cómo hacer avanzar la expansión europea en África. A medida que se estableció el dominio colonial en África, la antropología ganó importancia. En el cambio de siglo, el pensamiento antropológico giraba en torno a la administración y el dominio de los sujetos coloniales; en Gran Bretaña, la disciplina se promovió como una parte crucial de la promulgación de la misión imperial. Los oficiales coloniales emplearon datos y materiales etnográficos, que describen y analizan las costumbres locales y la organización social, para controlar mejor a la población nativa (Stauder 1974). Como ejemplos de antropólogos que ayudan a los gobiernos coloniales a abordar problemas en asuntos coloniales, Stauder (1974) menciona a Evans-Pritchard, cuyo trabajo etnográfico sobre el pueblo nuer fue solicitado, financiado y publicado por el gobierno del Sudán anglo-egipcio, y Radcliffe Brown, quien empleó el estructural-funcionalismo para comprender las relaciones de poder y las instituciones de los pueblos bantú en Sudáfrica. En otras palabras, la antropología fue una herramienta para justificar y hacer cumplir el dominio colonial.

Como hacen muchos otros antropólogos, Jemima Pierre (2018) observa el nivel local para comprender contextos más amplios. En su investigación en Ghana, analiza cómo un espacio poscolonizado está lidiando con la “construcción de la raza” y continúa afirmando que esos espacios están “invariablemente racializados”. Las ideas europeas sobre la raza y, en particular, la “negritud” han afectado a todas las sociedades modernas. A través de la esclavitud y el imperialismo, los africanos fueron clasificados como el Otro, o el “salvaje”, en contraste con los europeos o “civilizados”. En Ghana, la conquista imperial es responsable del autorreconocimiento y la percepción de los demás como una raza particular. En otras palabras, la raza no es solo una mera construcción social, sino un conjunto de procesos históricos en constante cambio y evolución (Pierre 2018). Esto se hace evidente a la luz de los acontecimientos actuales, como la muerte de George Floyd por brutalidad policial, que provocó una conversación mundial sobre el racismo institucionalizado y el llamado a ser activamente antirracista. Ejemplifica cómo la raza evoluciona, se hace y se rehace a través del tiempo.

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Otra discusión relacionada con esto es lo que significa ser un antropólogo hoy, y lo válido que es ir, como un europeo, al África subsahariana para realizar un trabajo de campo. A medida que más personas en todo el mundo tienen acceso a la educación, la idea de “antropólogos nativos” se vuelve popular. Dentro del paradigma de los antropólogos “nativos” y “regulares”, Narayan (1993) critica la suposición de que un antropólogo nativo puede representar una perspectiva interna auténtica y sin problemas. En el pasado, los antropólogos occidentales se dirigían a otras sociedades para comprender y estudiar a los nativos; Franz Boas abogó por la observación participante y por tener un “informante principal” nativo seleccionado, que podría proporcionar “conocimientos imparciales y auténticos” sobre la organización social y la cultura del Otro. De manera similar, un nativo podría occidentalizarse y capacitarse en antropología para revelar una sociedad desde adentro (Narayan 1993). Sin embargo, esto conlleva varios problemas. La suposición de que todos los nativos tienen una sola mente y un punto de vista general e intercambiable (masculino) parece ignorante. A través de la globalización, han surgido ‘identidades múltiples’, lo que hace imposible tener un verdadero antropólogo nativo, ya que probablemente necesitarían recibir capacitación a través de un sistema de educación superior (colonializado), constituyendo aún más su identidad a través de la clase y la educación, posiblemente separándolos del mundo de otros ‘nativos’ (Narayan 1993). Si bien los antropólogos que realizan trabajo de campo deben reconocer sus antecedentes personales en sus escritos, también debemos comprender que es imposible brindar una visión verdaderamente objetiva e imparcial de las sociedades, los demás y la nuestra.

Una perspectiva evolutiva de la cultura

Si bien a muchos antropólogos socioculturales les preocupa por qué hay tal extensión y saturación de formas de vida humana, los antropólogos biológicos están tratando de responder cómo los humanos son capaces de crear las realidades sociales que están viviendo, o cultura, en primer lugar. Carrithers (1990) sostiene que la sociabilidad da a los humanos una ventaja evolutiva, lo que les permite crear, mantener y manipular estructuras sociales. La socialidad consiste en un conjunto de habilidades y cualidades como el lenguaje, la intencionalidad, la pedagogía, la creatividad y la narratividad. Carrithers continúa afirmando que la socialidad originalmente permitió la transmisión de conocimiento, dando una ventaja selectiva y siendo responsable de la variabilidad y diversidad sociocultural que encontramos en las sociedades humanas de hoy. Permitió una mayor división del trabajo, la base de sociedades a gran escala, que finalmente condujo a la creación de sistemas e instituciones políticos, económicos y culturales (Carrithers, 1990).

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Dicho esto, la cultura no es un fenómeno exclusivo de los humanos, sino que también se puede encontrar en otros vertebrados, especialmente en los grandes simios. Como nuestros parientes evolutivos más cercanos, pueden decirnos mucho sobre nuestra propia historia filogenética. Whiten (2017) sostiene que la cultura puede verse como un “segundo sistema de herencia”, que se basa en el sistema de herencia genética primaria. Actúa como una extensión de la evolución biológica, lo que permite una adaptación mucho más rápida a entornos novedosos que la adaptación genética.

Un ejemplo de esto son los chimpancés (Pan troglodytes verus), que han aprendido a usar diferentes herramientas de martillo para cascar nueces, complementando su dieta durante la estación seca, cuando su suministro preferido de frutas no está disponible. Sin embargo, este tipo de comportamiento no se encuentra en todas las comunidades de chimpancés y varía significativamente en su ejecución, lo que sugiere que es un comportamiento aprendido y transmitido transgeneracionalmente, en lugar de arraigado genéticamente (Whiten 2017). Al igual que en los humanos, el aprendizaje social y cultural está fuertemente influenciado por otros factores dentro de la comunidad de chimpancés, como el rango social del chimpancé, o el prestigio, que demuestra una práctica particular (Horner et al.2010), además de la personalidad del miembro observador (Carter et al. 2014). Estos comportamientos socialmente aprendidos pueden incluir técnicas de búsqueda de comida, caza y procesamiento de alimentos, uso de herramientas, aseo y costumbres de reproducción sexual y vida social (Whiten 2017). Hasta qué punto esto puede verse como cultura es discutible, pero muestra que los antropólogos deben adoptar un enfoque holístico hacia temas como la cultura. La antropología sociocultural y biológica ha llegado a un punto en el que puede brindar una visión coherente e informada sobre estos temas.

Aplicar la antropología

La antropología cubre temas mucho más amplios que no se han abordado en este ensayo, como la relación entre tradición y modernidad, y el papel de la globalización. Esto queda claro en el relato etnográfico de Amita Baviskar (2018) sobre el papel de los alimentos industriales en India, un país muy dividido por religión y casta. Ella argumenta que los alimentos industriales, como los fideos instantáneos Maggi, crean una “ciudadanía del consumidor”, ya que el consumo de estos alimentos percibidos como neutrales y baratos trasciende las barreras culturales, la religión, la clase social y la casta (Baviskar 2018). Esto muestra uno de los principales ejemplos de por qué la antropología es importante. Puede decirnos algo sobre el mundo real y, lo que es más importante, resaltar las diversas formas en que se pueden constituir la identidad y la vida social humana.

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La aplicación práctica de este conocimiento se conoce ampliamente como antropología pública. Es la idea de que la antropología no solo debe importar en términos académicos, sino también como una herramienta para interactuar con el mundo de manera práctica. Esto se puede lograr haciendo que la escritura antropológica sea accesible a un público más amplio y creando conciencia sobre lo particular y lo local (Eriksen 2015; ver también Vine 2011). Los antropólogos siempre se han comprometido con el mundo que están estudiando y deberían seguir haciéndolo para que la antropología importe.

Conclusión

A primera vista, es posible que los temas abordados no parezcan estar conectados directamente, sin embargo, cada uno de ellos representa una fractura de lo que es y puede ser la antropología, aunque es un relato limitado. Desde sus inicios como ciencia racial y colonial hasta abordar los problemas de la modernidad, la antropología se ha mantenido como una ciencia práctica que registra la variedad humana en todas sus formas. Necesita permanecer autocrítica de sí misma y de su pasado. Para mí, la comprensión más importante que obtuve al ser estudiante de antropología es involucrarme críticamente y cuestionar las estructuras sociales y las normas culturales que nos rodean, y compararlas con el extenso conocimiento sobre otras sociedades proporcionado por la disciplina.

Referencias

Baviskar, A. 2018. Consumer Citizenship: Instant Noodles in India. Gastronomica, 18(2), pp. 1-10.

Carrithers, M. 1990. Why Humans Have Cultures. Man, 25(2), p.189.

Carter, A., Marshall, H., Heinsohn, R. and Cowlishaw, G. 2014. Personality predicts the propensity for social learning in a wild primate. PeerJ, 2, p.e283.

Eriksen, T. 2015. Small Places, Large Issues. 4th ed. London: Pluto.

Horner, V., Proctor, D., Bonnie, K., Whiten, A. and de Waal, F. 2010. Prestige Affects Cultural Learning in Chimpanzees. PLoS ONE, 5(5), p.e10625.

Narayan, K. 1993. How Native Is a “Native” Anthropologist?. American Anthropologist, 95(3), pp. 671-686.

Pierre, J. 2018. Structure, project, process: anthropology, colonialism, and race in Africa. Journal of Anthropological Sciences, 96, pp. 213-219. 

Stauder, J. 1974. The ‘Relevance’ of Anthropology to Colonialism and Imperialism. Race, 16(1), pp. 29-51.

Vine, D. 2011. “Public Anthropology” in Its Second Decade: Robert Borofsky’s Center for a Public Anthropology. American Anthropologist, 113(2), pp. 336-339.

Whiten, A. 2017. A second inheritance system: the extension of biology through culture. Interface Focus, 7(5), p. 20160142.

Fuente: Anthropolitan/ Traducción: Maggie Tarlo

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Observatorio de ciencias antropológicas.

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