por C. BRANDON OGBUNU – Universidad de Yale
El estudio de Charles Darwin es un ejercicio útil en la historia de la ciencia, ya que nos enseña que la biblioteca de ideas asociadas con el pensamiento evolutivo (por ejemplo, la selección natural y la descendencia con modificación) se desarrolló a partir de un conjunto de conceptos provenientes de múltiples disciplinas e implicó profundas reflexiones y debates en torno a la conexión entre ciencia y sociedad.
En el siglo y medio transcurrido desde que se publicó por primera vez Sobre el origen de las especies, el papel del científico como educador público ha desaparecido prácticamente de la lista de tareas formalmente asociadas con los principales académicos. En opinión de algunos, la sensibilidad opuesta –que la ciencia es para los científicos y la participación pública es para otros, principalmente periodistas o profesores– se ha osificado subrepticiamente hasta convertirse en el status quo.
En Explaining Life Through Evolution, el galardonado biólogo evolutivo Prosanta Chakrabarty, miembro principal de TED, profesor de la Universidad Estatal de Luisiana y curador de peces en el Museo de Historia Natural de LSU, busca un regreso a los días de Darwin, donde los autores de ciencia de vanguardia asumieron el papel de educadores públicos. En el proceso, genera un texto valiente que logra una tarea que es curiosamente poco común: explicar qué es la evolución, cómo funciona y por qué es más importante comprenderla hoy que en cualquier otro momento de nuestra historia. Lo más importante es que el público objetivo es el que en su mayoría ignora a los pensadores eminentes de las ciencias básicas: todos.
El estilo y la estructura del libro son quiméricos: una secuencia de capítulos organizados como un libro de texto universitario, mezclados con imágenes, interludios y comentarios sociales intermitentes.
Está dividido en cuatro partes, cada una con varios capítulos. La Parte I describe las perspectivas y motivaciones personales del autor, y la Parte IV la conexión entre la comprensión evolutiva y el espíritu científico y político de la época. Es en las dos partes intermedias donde vive la mayor parte de la educación. En la Parte II, Chakrabarty guía al lector a través del nacimiento del razonamiento evolutivo y los diversos subtemas relacionados con la biología evolutiva: los fundamentos históricos y los matices del pensamiento darwiniano, la genética mendeliana y otros pilares. La Parte III cubre una variedad de conceptos que a menudo se malinterpretan.
El libro incluso ofrece un interludio creativo: una mininovela gráfica que explica la historia de las ideas de Darwin. Esta es una sabia elección estratégica. A diferencia de los detalles técnicos, la historia es difícil de visualizar y puede resultar difícil resumirla de una manera atractiva.
Al utilizar el enfoque ilustrado, Chakrabarty sacrifica poco rigor al explicar el gran elenco de personajes (Darwin, Robert FitzRoy, George Lyell y Alfred Russel Wallace, entre otros) y el drama que envolvió el nacimiento de la biología evolutiva. Con este juego de manos, Chakrabarty revela que la ciencia es un esfuerzo humano, donde emociones como el miedo, la depresión y la inseguridad juegan un papel central. Este es un elemento subestimado en la comprensión pública del proceso científico, que a menudo se ignora o se le resta importancia en la educación.
Desde el punto de vista técnico, el capítulo de la Parte II, titulado “Mutantes y mutaciones”, hace un trabajo impresionante al explicar los diferentes tipos de mutaciones, cómo ocurren y cómo generan la variación que es el combustible para la innovación biológica. Pero la fuerza del libro no está sólo en cómo lleva al lector a través de un terreno complicado, sino en cómo vincula exitosamente estos procesos con los presentados en otros capítulos.
En el caso de las mutaciones, la relevancia está ligada al capítulo que sigue, “Especiación: la formación de nuevas especies”. Esta área se acerca a uno de los focos de la investigación de Chakrabarty: cómo organizamos la biodiversidad en categorías. Su experiencia se muestra plenamente en cómo deconstruye la idea de especiación, que sigue siendo uno de los conceptos más difíciles de enseñar en toda la biología. “Los pequeños cambios evolutivos (los que resultan en pequeñas diferencias entre especies o poblaciones que ocurren en períodos de tiempo más cortos) representan lo que los biólogos llaman ‘microevolución'”, explica amablemente. “Estas pequeñas diferencias se acumulan, dando lugar a diferencias evolutivas mayores que llamamos ‘macroevolución’, como la evolución de las plantas con flores y los insectos asociados”.
Estos temas se tratan extraordinariamente bien, de ahí mi única crítica: que Chakrabarty podría haber llevado al lector a un paseo a través de conceptos más complicados, como la síntesis evolutiva moderna y el microbioma (que se menciona de pasada). El primero describe una conciliación de principios a mediados del siglo XX entre la evolución darwiniana y la genética mendeliana en el lenguaje de las matemáticas y la estadística. Este último describe la búsqueda de varias décadas para comprender los billones de microbios que a menudo viven en comunidades, dentro o contiguos a organismos más grandes. Pocos están a la altura de la tarea de explicar estos conceptos al profano (o al científico lego). Pero la lente clarificadora del autor podría haber explicado con la misma facilidad estas y muchas otras ideas destacadas.
Sin embargo, existen buenas razones para no incluir estos detalles: el libro pretende describir los fundamentos de la biología evolutiva, de una manera que sea verdaderamente digerible para el principiante. Chakrabarty se mantiene fiel a este objetivo, lo que debe haberlo llevado a la difícil (y apropiada) decisión de dejar muchas cosas buenas en la sala de montaje.
La tercera parte, titulada “Preguntas y conceptos erróneos”, ofrece perspectivas sobre cuestiones científicas actuales, envueltas en un atractivo conjunto de capítulos breves que cubren temas que van desde el origen de la vida hasta por qué la evolución no siempre optimiza.
Analiza cómo la evolución puede ser imperfecta y generar rasgos observables que son problemáticos, incluso en organismos que por lo demás son exitosos. Para lograrlo, compara la anatomía defectuosa del ser humano con la de un pez. “Al fin y al cabo, prefiero tener el cuerpo de pescado de un tipo de pez que el cuerpo de mierda de un humano”.
En otras palabras, si bien muchos aspectos de la biología humana pueden parecer impresionantes, hay aspectos que están mal construidos y son propensos al fracaso, manifestándose a menudo en forma de lesiones y enfermedades.
Es una idea crítica para los lectores que podrían estar enamorados de los poderes de la evolución y pensar erróneamente que los humanos son el pináculo de la evolución. Este es uno de los mayores conceptos erróneos de la biología, uno del que Chakrabarty nos desengaña de manera persuasiva pero gentil varias veces.
A pesar de su impresionante compromiso con una gran variedad de conceptos de biología evolutiva, la magia trascendente del texto vive entre sus sujetalibros.
Chakrabarty comienza con varios capítulos que describen sus propias experiencias como educadora de la evolución en un clima político hostil, y cómo estas experiencias la han inspirado. No se trata del golpe narcisista en el pecho de un experto que grita acerca de por qué tiene razón, sino más bien de una articulación reflexiva y transparente del poder del razonamiento evolutivo y su misión de hacerlo legible para el mundo.
En cierto sentido, los capítulos finales del libro forman una secuela de la introducción, abordando audazmente y con cuidado las controversias modernas: el Antropoceno, el sexo y el género, el creacionismo y un mundo de posverdad. En este momento, el autor se ha ganado la confianza del lector y estamos equipados para comprender la conexión entre los detalles de la teoría de la evolución y su importancia en el mundo real. Esta es una tarea ardua, pero fortalece el libro como un tratado completo pero identificable sobre todos los aspectos de la evolución.
La biología evolutiva es un campo donde no son infrecuentes los libros populares escritos para el público. De hecho, muchos grandes debates sobre la evolución (el árbol de la vida, la sociobiología, la selección sexual y otros) se han desarrollado en las páginas de libros lo suficientemente populares como para aparecer en los aeropuertos.
Algunos de ellos, como What Evolution Is de Ernst Mayr o Why Evolution is True de Jerry Coyne, ciertamente logran explicar la evolución, pero también sirven como vehículos para las ideas originales de los autores. Estos son los puntos fuertes de estos textos, que sirven como dialéctica destinada a capturar debates más elaborados en torno a la evolución.
Fuente: Undark/ Traducción: Mara Taylor