por CHANDRA L. MIDDLETON – Universidad de California, Irvine
Como condición para realizar la observación participante dentro del gobierno federal de los Estados Unidos, acepté evitar el uso de ciertos ejemplos de mi trabajo de campo. Esto resultó en un pasaje en mi disertación sobre una especie alienígena que invade la Tierra. Usar una historia obviamente imaginaria como sustituto de los detalles etnográficos reales me permitió presentar los hallazgos de mi investigación sin violar el acuerdo que me permitió estudiar el trabajo diario de los funcionarios públicos que realizan las innumerables formas de trabajo involucradas en el “gobierno”. Este fue solo un aspecto entre muchos de cómo la realización de investigaciones dentro del gobierno requería una mirada cuidadosa de cómo las consideraciones éticas y metodológicas cambian dentro de las instituciones con sofisticadas afirmaciones de confidencialidad.
Si bien los antropólogos han estudiado las formas en que las personas desafían, resisten o (rara vez) mejoran al gobierno desde fuera de él, pocos han entrado en el vientre de la bestia para comprender la vida laboral de quienes realizan su trabajo diario. Esto, espero, está cambiando, con más antropólogos políticos y legales interesados en realizar trabajo de campo en el gobierno y otras instituciones de labios cerrados que juegan un papel importante en la configuración de nuestra sociedad.
Abrir esas instituciones a la mirada y la crítica de la antropología es importante, pero muchas cosas pueden salir mal. Necesitamos conversaciones sólidas sobre cómo hacer etnografía institucional, desde cómo negociar el acceso teniendo en cuenta las preocupaciones de privacidad, hasta cómo navegar los requisitos de investigación como los protocolos de la Junta de Revisión Institucional. Estos temas van al corazón de la práctica antropológica ética y son cruciales para que la disciplina desarrolle mejores teorías de instituciones poderosas, revelando conocimientos más profundos sobre nuestro mundo y caminos hacia mejores futuros.
Fuente: AAA/ Traducción: Alina Klingsmen